Asesinados por ver el Mundial

Ceremonia inaugural de Sudáfrica 2010.mediaset.es

Seguir el Mundial de Sudáfrica se ha convertido en una práctica de riesgo extremo en Somalia y en la frontera entre Birmania y Tailandia.

La milicia integrista islámica Al Shabab, que intenta derrocar al Gobierno Federal de Transición (FTG) de Somalia, va casa por casa por las afueras de Mogadiscio para atrapar a quienes ven los partidos por televisión.

El sábado, mataron a tiros a dos jóvenes cuando seguían el Argentina-Nigeria y se llevaron a otros diez, quienes fueron liberados tras pagar una multa

En el distrito de Afgoi, 30 kilómetros al sudoeste de la capital somalí, los insurgentes secuestraron a 30 jóvenes, a los que torturaron y afeitaron la cabeza como marca de escarnio.

En otro ataque, al norte de Mogadiscio, un hincha de fútbol fue herido de bala por la milicia islamista y murió más tarde en el hospital, mientras que otros diez jóvenes, incluidas tres niñas menores de 14 años, fueron secuestrados por los insurgentes.

"Estábamos viendo el partido Alemania-Australia, cuando los milicianos tiraron la puerta abajo, abrieron fuego, nos golpearon hasta que algunos de nosotros perdimos el sentido y luego nos arrestaron a todos", dijo Abdi Yare, quien fue puesto en libertad más tarde.

Abdi Yare confirmó que tanto él como sus amigos recibieron 39 latigazos cada uno y se les afeitó la cabeza antes de ser liberados.

Los grupos islamistas que luchan contra el TFG, entre los que destacan Al Shabab y Hezb al-Islam, tienen bajo su control gran parte de Somalia, incluida casi toda Mogadiscio, y quieren imponer una versión estricta de la ley islámica, o sharia.

Estos grupos extremistas han prohibido todo tipo de entretenimiento, incluida la música, el cine y el fútbol en las áreas bajo su control, tomando como ejemplo a los talibanes que gobernaron en Afganistán hasta 2001.

Por otra parte, un puñado de soldados birmanos destinados en la frontera con Tailandia decomisaron 23 búfalos de agua a ganaderos tailandeses para forzarles a que les entregasen un televisor y una antena parabólica con las que poder seguir el Mundial.

Pa Pee, propietario de diez de los 23 bóvidos, explicó que recibieron una nota de los soldados birmanos el 9 de junio requiriendo su presencia en el puesto fronterizo porque los animales habían cruzado la frontera y habían sido decomisados.

Los afectados se mostraron muy extrañados porque era la primera vez que los búfalos cruzaban al lado birmano. "Les ofrecimos dinero, pero lo rechazaron. Señalaron que querían una televisión, una antena parabólica y un teléfono móvil para ver los partidos del Mundial de Fútbol", explicó Pa Pee.

Ese mismo día liberaron 20 búfalos de agua tras obtener la promesas de los dueños de que volverían a la mañana siguiente con lo requerido.

El 10 de junio, el cuartelillo recibió un televisor de 21 pulgadas, un antena parabólica y un teléfono móvil con una tarjeta de pago para las primeras llamadas.