Lindsay Lohan, 'hijastra' de Melanie Griffith

Lindsay Lohan ficha por la segunda temporada de 'Sick note'mediaset.es

Lindsay Lohan ficha por la segunda temporada de Sick note, una serie de Sky protagonizada por Rupert Grint (Snatch, Nick Frost (Into the Badlands y Don Johnson (Django. La estadounidense, cuya última aparición destacada en la televisión fue un cameo en la comedia Dos chicas sin blanca, ha compartido en su cuenta de Instagram una fotografía en el set de rodaje con su nuevo look capilar, junto al protagonista de Harry Potter y al comediante británico de 45 años.

La neoyorquina de 32 años dará vida a la hija de Kenny West, personaje al que encarna el exmarido de Melanie Griffith.

Con este proyecto, Lindsay Lohan habrá logrado uno de sus mayores empeños: hacerse un hueco en la industria televisiva británica.

Desde que decidió vivir en Londres, para alejarse de las adicciones que habían marcado su juventud en Hollywood, la estrella cinematográfica ha trabajado duro por ser considerada en el Viejo Continente, sin desatender los compromisos que le llegaban desde el otro lado del charco, que en los últimos años se podrían contar con los dedos de una mano.

Quedan ya muy lejos las imágenes que protagonizó en 2016 junto al que por aquel entonces era su prometido, el multimillonario Egor Tarabasov. En agosto de 2016, Radar Online publicó el vídeo de la violenta discusión que la actriz mantuvo con el que era su pareja en una playa de Mykonos (Grecia), pocos días después de acusarle de un intento de asesinato durante un fuerte altercado en su residencia, que fue grabado por un vecino.

"Ninguna mujer debe ser capaz de ser agredida de esta manera y continuar con él. Egor bebió demasiado y se puso como loco. Ahora me doy cuenta que no se puede permanecer en una relación solo por amor", dijo la celebridad a Daily Mail.Daily Mail

El heredero de Dmitry Tarabasov resultó ser un fiasco y la peor de las compañías para una mujer cuya vida está repleta de altibajos emocionales, de idas y venidas a los juzgados, acusada de conducir ebria o de robar, y de protagonizar escándalos. Cuando todos pensaban que había encontrado el buen camino junto al millonario, era el propio ruso el que se convertía en el enemigo público número uno para los millones de fans de la actriz. Porque si de algo se puede sentir orgullosa Lindsay Lohan es de la fidelidad de sus seguidores, que no han dejado de apoyarla desde que se convirtiera en ídolo infantil en la década de los 90 con cintas como 'Tú a Londres y yo a California'.

Su primera entrada en rehabilitación se produjo en enero de 2007, tras una semana sin consumir una gota de alcohol. Aunque el ingreso fue voluntario, abandonó 20 días más tarde y, para desesperación de su entorno, empezó a consumir otro tipo de sustancias. Cuatro meses más tarde, Lohan estrellaba su Mercedes-Benz. Según los agentes que llevaron a cabo el atestado, Lohan estaba dormida debido al estado de embriaguez con el que cogió el vehículo. Dos meses más tarde, en mayo, volvió a reincidir, por lo que las autoridades decidieron retirarle el carné de conducir y, a finales de ese mismo año, cumplió una condena de hora y media de prisión.

De poco sirvió la entrada entre rejas porque en 2008 la intérprete volvió a las andadas, esta vez dando rienda suelta a otra de sus malas costumbres: la cleptomanía. La cantante fue acusada de robar un abrigo por un valor de 11.000 dólares (9.800 euros). Fue entonces cuando Lohan, entre otras controversias, confesó a un medio de comunicación ser una adicta al sexo, protagonizó una polémica portada desnuda al estilo Marilyn Monroe y se la relacionó con la DJ Samantha Ronson. En el verano de 2009, la sombra de otro robo planeó sobre la artista, interrogada tras la extraña sustracción de unas joyas durante una sesión protagonizada por ella misma.

Sin embargo, la situación se tornó especialmente grave a lo largo de 2010. A principios de ese año se ve envuelta en un nuevo incidente con el coche y en mayo se emitió una orden de arresto contra ella por no acudir a su cita con el juez, aunque sus abogados alegaron que se encontraba de viaje en Francia. En junio fue obligada a portar un brazalete para controlar sus problemas con el alcohol y poco después fue condenada a 90 días de prisión por violar los términos de la libertad condicional. Pero tampoco esta experiencia sirvió de mucho, ya que en septiembre volvió a dar positivo en un control de drogas, siendo ingresada en prisión y logrando salir a las pocas horas tras pagar la fianza. Dos meses después regresa a un centro de rehabilitación, donde protagoniza un fuerte altercado con una de sus empleadas, y del que sale en enero de 2011 con serias dudas de haber superado sus problemas.

Vuelve a reincidir en su cleptomanía y en febrero de ese mismo año es acusada de robar un collar valorado en 2.500 dólares (2.200 euros), delito que la obliga a cumplir 35 días de arresto domiciliario, pero en octubre le es revocada la libertad condicional por incumplir por enésima vez las normas que le impuso el juez.

Un año más tarde, y tras una fuerte pelea entre Lindsay Lohan y su madre, Dina, su representante decide dimitir de su puesto. Sin publicista, sin trabajo y con medio Hollywood dándole la espalda, a la rebelde cantante se le abría otro frente complicado: Hacienda le reclamaba 233.000 dólares (207.900 euros). En aquella ocasión, tuvo la suerte de que Charlie Sheen se apiadara de ella y le prestara 100.000 (89.200 euros), de los que hasta la fecha no ha habido ninguna noticia sobre si llegó a devolvérselos o no.

"La gente tiene una imagen de mí que solo es caos", decía en la apertura de Lindsay: Una nueva oportunidad, un docureality con el que intentó lavar su imagen y que fue cancelado de la cadena de televisión de Oprah Winfrey no solo por las bajas audiencias, sino por las quejas que le habían llegado a la polifacética productora del equipo de producción del documental.

"Si de verdad quieres cambiar tu vida, no puedes hacer estupideces y desperdiciar lo que has conseguido hasta ahora. Sé que estás sorprendida porque te estoy diciendo estas cosas, pero tienes que dejar de hacer las tonterías que estás haciendo, déjalo ya", le espetó la veterana actriz a su pupila.

"No quiero perder algo que realmente aprecio en mi vida, mi cordura. Nada es más importante que mi sobriedad y que sentirme feliz", fue la contestación de Lindsay Lohan antes de la cancelación definitiva del show. Una sensatez que estuvo en serio peligro durante el verano de 2016, pero que, tras muchos años viviendo en una constante montaña rusa, puede que haya alcanzado.