El violento John Cobra deja en ridículo a TVE

TVE programó una gala de selección para Eurovisión donde hambrientos de fama, una ristra de ex triunfitos que ya habían pasado al lado oscuro y únicamente dos o tres propuestas muy por encima de las anteriores se peleaban por quedar en el primer puesto. Lo peor no es ninguna de estas cosas anteriormente mencionadas, sino que esto se emita un lunes.

Esas tres horas de televisión son de ese tipo de productos que sólo tiene sentido ver en grupo, con los amigos, si puede ser bebiendo lo suficiente como para encontrar gracioso el percal y con la seguridad de que no hay que madrugar al día siguiente. Pero van y nos cuelan esto en pleno lunes. (una media de 2.630.000 espectadores vieron la gala, que registró una cuota del 15,6%)

Primer error de Televisión Española.

Y vendrán bastantes más, hasta dar con el más grande la noche. Uno con nombre y apellidos, tanto reales como ficticios.

El año pasado las galas de Salvemos Eurovisión -aquellas que hicieron un 6% de share, más o menos- parecían tener al menos cierto sentido del humor.

Alaska fue una opción acertada como presentadora por su capacidad de mirar lánguidamente a los candidatos sin que se interpretase como un desplante, tuvimos caídas incluidas propias de Benny Hill y el jurado, con eurofans incluidos, parecía tener cierta conciencia de que aquello no era nada serio.

Pero este año van y ponen a Anne Igartiburu, la mujer que todo lo hace bien -por consiguiente, la que no destaca especialmente en nada-, se atreven con ! y lo rematan con unas cortinillas y un grafismo propio de Eurovisión, pero del año 86. un jurado que no pasa de soltar halagos que harían sonrojar al de ¡Mira quien baila

En cualquier caso aquí lo que importa es la música, dicen, y enseguida entran en escena ex triunfitos que entonan tonadillas de profundidad tan aplastante como la siguiente: "El amor es algo mágico / que transforma el corazón / deja que te inunde su calor / y llene tu alma de ilusión". Lo cantaba Lorena, pero podía haberse intercambiado la letra con casi cualquiera.

Entonces, a eso de las 11.25 de la noche, llega John Cobra, el candidato más polémico. Rapea, termina y se enfrenta al veredicto del público: un abucheo rotundo.

Su reacción , ante : "¡Comedme la polla, maricones!", llevándose la mano a la entrepierna. "¡Arriba forocoches!", chilla en vez de escuchar al jurado, en referencia a la página web que potenció su ascensión al estrellato web. un show

Anne Igartiburu saca en ese momento el genio y, de repente, algo entretenido ocurre en una noche soporífera. Pero tristemente tiene que ser por algo más soporífero aún: haber puesto a un gañán dispuesto a cualquier cosa por su minuto de fama en una gala familiar vista por, suponemos, al menos un par de millones de espectadores (ahora que éstos están dispuestos a ver cualquier cosa en RTVE desde que no emite publicidad).

No podrán decir que no estaban avisados. John Cobra no tenía pinta de ir a rezar un rosario en el escenario , eso desde luego.

Esto ha sido demasiado, pero a partir de aquí, vuelve la previsibilidad. Los buenos números los han dejado para el final. O, si no buenos, al menos aquellos que no parecen de aficionados o divas de supermercado.

Daniel Diges es el único con presencia escénica y Coral y Anabel Conde, pese a que muchos puedan encontrar chirriante su sobreinterpretación, las únicas que saben hacer cosas sorprendentes con su voz.

Como no hay publicidad, David Bustamente y Rosa López llegan para hacer relleno con un par de actuaciones que permitirá que los espectadores vayan al cuarto de baño.

La recta final, tiempo de votaciones, no arregla la sensación de chapuza que lleva sobrevolando nuestras cabezas durante casi tres horas.

El sistema de votaciones es confuso, con un panel digital que va más lento que los miembros del jurado actualizando las puntuaciones. Algunos aún no se han aprendido los nombres de los cantantes (Fran Dieli se convierte en Fran "Ideli").

El colmo, y un último momento de tensión, llega desde el backstage. Ainhoa Cantalapiedra, cuyo teléfono de votación se omitió en un momento de la gala (debido, probablemente, a un error informático), afirma que le ha parecido "una falta de respeto". La co-presentadora intenta restar importancia sin saber dónde meterse. Se va corriendo.

Lo mismo se puede decir de una gala en la que las consignas homófobas de un concursante serán lo más recordado: una falta de respeto.

Daniel Diges nos representará en Eurovisión con Algo pequeñito por clamor popular. Coral, como en el año 2008, ha vuelto a quedar segunda. Por el contrario, John Cobra ha sido ninguneado por las votaciones, pero ha conseguido su meta. Ya es historia del zapping.