María Jose Díaz Reyes: El poder de la juventud, cambiar mentalidades y reaprender.

María José Díazmediaset.es

Vive en Chinandega, una pequeña ciudad en el occidente de Nicaragua, cerca del mar y de la frontera con Honduras. Su barrio, inseguro, con problemas de alcoholismo y prostitución infantil, no era el ideal para una niña. Entonces llegó a su escuela el movimiento infantil Luis Alfonso Velásquez Flores, que atendía a menores en situación de riesgo (que era como decir prácticamente todos).Para ella, organizarse fue un soplo de aire puro, el descubrimiento de nuevas ideas y de un mundo sin violencia. Y un mundo diferente también al de su mamá, víctima de maltrato y dependencia afectiva.

Recientemente, María José ha sido elegida directora ejecutiva de Asodel, una organización con 20 años de trabajo en el desarrollo local, que tiene como uno de sus pilares el trabajo con gente joven (se coordina con 8 redes de jóvenes de todo el departamento de Chinandega). Muy alegre, reivindica el amor como principal forma de vida y se siente una mujer en construcción, capaz de cambiar. Empezó por cuestionar el modelo patriarcal en el que se había criado. Pronto se dio cuenta de que los hombres también son víctimas de ese modelo de varón fuerte que provee, que ha convertido a muchos en “discapacitados emocionales”, incapaces de tratar con respeto a las mujeres que quieren. Son víctimas que producen otras víctimas, ejerciendo unas relaciones de poder desiguales que permiten que su sistema de dominio perdure. Por eso, en su organización, además de trabajar con chicas jóvenes para que sean conscientes de sus derechos sexuales y reproductivos, realizan talleres con chicos para que aprendan a expresar sus sentimientos. También impulsan campañas de denuncia y sensibilización en redes sociales contra las deficientes políticas públicas de educación y salud. O dan formación a los padres de los jóvenes para que entiendan y apoyen el activismo de sus hijos e hijas: “Problemas complejos como la violencia, requieren proceso integrales, que sumen”.

María José considera que la generación actual de jóvenes nicaragüenses está dando cambios sustanciales, en la manera de hacer activismo, de promover cambios y en las demandas hacia el sistema político. Estos jóvenes organizados son decisivos en un país donde el 70% de la población tiene menos de 30 años. Su éxito personal es haber tomado el timón de su vida y cambiado los estereotipos sobre cómo debe ser una mujer en la familia.

En ese sentido, una de las mayores alegrías de su vida fue ver que su mamá tomaba una decisión que sólo podía ser suya: después de16 años de dolor, se separó y pudo por fin quererse a sí misma.