José o 'Joselito, el niño de la costa'. Un enamorado del toreo y de la vida
Sincero, activo y poco celoso. Así es José, el benjamín de los granjeros que, con tan sólo 21 años, está dispuesto a todo por encontrar el amor. Nervioso e impulsivo, no para ni un segundo quieto en la granja que su familia tiene a tan sólo 12 kilómetros de distancia de África, en la Cañada del Patriarca, en Tarifa.
El joven granjero se encarga de cuidar a sus más de 50 vacas y 200 cabras, además de conejos, caballos, gallinas y cerdos. Su jornada se completa empaquetando y vendiendo los quesos que fabrica su madre, Lorenza, y que él mismo vende en el mercado de la plaza de abastos de Tarifa.
La ingente actividad de la granja no le impide practicar otras actividades, como montar a caballo, jugar al fútbol, ir al gimnasio o pescar. Pero su mayor pasión es el toreo y, a golpe de capotazos, Joselito, el niño de la costa confía en encontrar a la mujer con quien, por fin, cortar las dos orejas y dar la vuelta al ruedo para acabar en el altar.
En su búsqueda, José espera encontrar una chica que sea alegre, luchadora y trabajadora. Una persona con la que pueda crear su propia familia en un futuro y mantener viva la actividad rural que le inculcó con tanto esfuerzo su padre, Mateo.
"Vivo en un sitio muy espectacular. Lo único que me falta es encontrar el amor de mi vida y una muchacha que se adapte a mí".
Garikoitz. Inocente y enamoradizo con prisa por casarse
Emprendedor, cariñoso, trabajador, bromista y muy enamoradizo. Su sueño es encontrar a una chica auténtica, que le guste el campo y con la que pueda compartir el resto de su vida, formar una familia y tener hijos porque, aunque es muy joven, confiesa ser muy "chiquillero". Así es Garikoitz, un joven ganadero de 26 años de la localidad alavesa de Gordoa.
Su pasión por los animales y la ganadería le viene desde que era un niño y ha conseguido hacer de su hobby su profesión. Todos los días Garikoitz se levanta temprano y va al monte para dar de comer y atender a las 77 vacas limusinas que tiene. Además, cuenta con una pequeña granja en su caserío, donde tiene terneros, gallinas, varias novillas, cabras, 14 perros y dos cerdos que cría para hacer la matanza en invierno, toda una tradición para su familia.
Entre sus hobbies destaca la pelota, el mus y la gastronomía. Le gusta organizar cenas con sus amigos ya que, para él, su "cuadrilla" es sagrada y da mucho valor a la amistad. En el terreno familiar, Garikoitz tiene una gran debilidad: su abuela Mercedes, con la que se ha criado y a la que considera como su segunda madre.
Este joven ganadero disfruta de su día a día, de su vida, de su trabajo, de sus amigos y de la naturaleza, pero siente que le falta el amor para ser totalmente feliz. Por eso, espera con los brazos abiertos a todas aquellas chicas que quieran conocerle y enamorarse de verdad.
"A mi novia no le faltará de nada. La trataría como una princesa y la haría muy feliz".
Patricia. La granjera guerrera
Joven, guapa y con mucho carácter. Patricia dejó su carrera como directora de recursos humanos para dedicarse por completo al negocio familiar: un cebadero de 3.000 corderos.
Su imagen frágil y delicada contrasta con una Patricia de armas tomar, que no duda en ponerse las botas, remangarse y correr detrás de su rebaño para limpiar sus cuadras, alimentarlo y cuidarlo cada día como si fueran sus hijos. Llena de fuerza, con las ideas muy claras a sus 36 años y una todoterreno en el campo profesional, a Patricia le falta encontrar a su pareja perfecta después de sufrir varios desengaños amorosos.
Tiene toda la ilusión del mundo y la intención de encontrar a su caballero para darle un bisnieto a su abuela Catalina. Patricia busca un hombre detallista y educado con el que compartir su día a día, que tenga sentido del humor y que sea generoso con ella. En definitiva, quiere encontrar un compañero de viaje con el que disfrutar de cada rincón de Toledo y que le aporte tranquilidad.
Facundo. En busca de su 'Brokeback mountain' con final feliz
Es el primer granjero gay de la historia del programa. Amante de los caballos y de la naturaleza, romántico, soñador y muy familiar, Facundo vive en una masía de Gerona con sus tres hermanos rodeado de un enclave único: los Pirineos. Este escenario es el idóneo para dar rienda suelta a su gran pasión, los caballos. Pero a Facundo le falta algo: encontrar su gran amor y protagonizar su particular historia a lo Brokeback mountain.
El día a día de este gerundense de 47 años consiste en cuidar con mimo a sus más de 30 caballos y alterna las necesidades alimenticias e higiénicas de los caballos con las clases de equitación que imparte a grupos. Facundo, además, tiene como hobbies el gimnasio, el yoga y pasar tiempo con sus amigos. Le gusta mucho reírse y disfrutar de la vida y, si es en compañía de sus inseparables hermanos, mejor.
Enamoradizo, pasional y entregado: así es Facundo en el amor, aunque sus relaciones no hayan durado todo lo que hubiera querido. En Granjero busca esposa sueña con encontrar a un hombre para toda la vida con el que envejecer.
"Mi ideal de hombre sería encontrar un jinete, un amante de los animales, una persona respetuosa que me dé noches de fiesta, de sofá y cama”.
David. El granjero de los 'huevos de oro'
No es un granjero convencional. Sus más de 3.000 gallinas autóctonas dan cada día unos huevos ecológicos que se venden en los mercados más selectos del panorama nacional e internacional y que demandan chefs prestigiosos como Dabiz Muñoz, Martín Berasategui o Pepe Solla, entre otros. Y es que el pontevedrés, de 41 años, cuida a sus gallinas como si fueran reinas: viven al aire libre, vigila que duerman bien y, sobre todo, cuida en extremo su alimentación.
Hace tan sólo cinco años que cumplió su sueño de tener una exitosa granja propia, y ahora cuida de ella las 24 horas del día. Esta dedicación exclusiva a sus gallinas es el principal motivo por el que el verdadero amor aún no ha llegado a su granja.
Con las chicas, David es muy exigente: busca una mujer independiente, guapa, inteligente, con ganas de disfrutar de la vida y, por supuesto, de su granja. Prefiere las relaciones duraderas y cree que está en el mejor momento para enamorarse. A pesar de que sus relaciones pasadas no han prosperado por la distancia, David no tira la toalla para ver cumplidos sus deseos: ser padre y formar una familia.
"Puedo decir que vendo el huevo más caro del mundo. Estoy en una fase de mi vida donde tengo las puertas abiertas al amor. En temas de mujeres falta una persona que realmente llegue a mi corazón".
Carlos Lozano, el celestino de los granjeros
Volverá a ser el celestino perfecto de los encuentros amorosos. En esta ocasión será más anfitrión que nunca porque recibirá a los protagonistas del dating show, lo que servirá de punto de encuentro de los solteros.
Carlos Lozano también ejercerá de narrador de las diferentes historias de amor, de las aventuras de los granjeros y sus pretendientes y, además, acudirá a sus llamadas cuando sea necesario asesorar para aclarar dudas o ayudar a alguna de las partes implicadas. "Aunque los cinco son muy distintos entre sí, tienen algo en común: son personas jóvenes, honestas, divertidas y muy emprendedoras", aclara el presentador.
"Granjero busca esposa supone una auténtica oportunidad para todas aquellas personas que buscan el amor y dar un cambio radical a sus vidas. Después de lo vivido el año pasado, tengo claro que este programa va a ofrecer la mayor de las recompensas: el amor".