El equipo de 'Got talent'

La luz, el espectáculo, el humor y la energía que destila a chorros Got talent cobran forma humana y se condensan en la persona de Santi Millán, que repite en la segunda edición del concurso como maestro de ceremonias.

En esta ocasión no sólo se encargará de dar paso a las actuaciones y a las valoraciones del jurado, sino que también participará en la toma de algunas de las decisiones más trascendentes del concurso.

Llevará la batuta para moderar los impulsos del jurado y será el nexo de unión de los más de 5.000 talentos del concurso con el escenario.

"Este programa es un regalo para todos nosotros. Disfrutamos, lo pasamos muy bien y no dejamos de sorprendernos", cuenta Millán. "La técnica en cada actuación es importante pero sin transmitir emoción no sirve de nada. Comunicar con el público y que te sobrecoja una actuación es mucho más difícil", apunta.

Prefiere ser temido a ser amado; su fama le precede; los concursantes le temen y con él la palabra respeto adquiere dimensiones desconocidas. En su reencuentro con su faceta como jurado, Risto Mejide exigirá a los artistas que den lo mejor de sí mismos encima del escenario.

"Lo más característico de Got talent es que es un talent show internacional con estrellas contrastadas a nivel mundial. Además es uno de los talent más honestos que existe porque no prometemos a nadie un triunfo, prometemos decirle si tiene o no tiene talento", avanza.

"Duermo muy tranquilo después de cada juicio (...). No vengo a hacer amigos entre el jurado. Vengo a hacer mi trabajo", remata.

En su segunda temporada como jurado, Jorge Javier Vázquez valorará sin tapujos las actuaciones, pese a que en ocasiones no comparta el mismo criterio que sus compañeros.

"Después de la experiencia de la temporada pasada tenemos menos remilgos a la hora de decir 'no', por lo que estamos siendo más estrictos", reconoce.

"Me emociona la gente que canta, que demuestra una voz cuidada, educada y potente. Pero también me han gustado mucho los bailes de grupos jóvenes. Hay un nivel muy alto".

No esconde sus preferencias por los cantantes y los defiende con uñas y dientes. Pone en valor lo más destacado de cada actuación y empatiza con los aspirantes porque sabe mejor que nadie que estar encima del escenario no es nada fácil.

"Pido a los aspirantes que me emocionen. Espero seguir sorprendiéndome y disfrutar de las actuaciones, que me pongan la piel de gallina", reconoce.

"En esta ocasión, los números que más me han impactado han sido los de magia. Hay algunos que he pensado que lo que he visto no podía ser real", se admira.

Mostrará su ingenio y vis cómica a la hora de juzgar las actuaciones y valorará por encima de todo lo que transmita el aspirante.

"Lo importante no es que haya una actuación correcta ni perfecta, sino que transmita emoción", declara.

"Valoro mucho las interpretaciones de humor y a los cómicos. Es realmente prodigioso que alguien en tan sólo dos minutos consiga hacer reír a un teatro entero", concluye.