'El padre de Caín', o el amor en los tiempos de ETA

'El padre de Caín'. Capítulos 1 y 2mediaset.es

"El Norte es el mejor destino de un miembro de la Guardia Civil que quiera servir a su país". Ésta es una de las razones que llevó a diversos oficiales de la Benemérita a solicitar San Sebastián en su primer traslado en la década de los 80, una época en la que ETA perpetraba atentados mortales casi cada 72 horas. Éste será el destino elegido por Eloy, joven teniente del instituto armado a quien da vida Quim Gutiérrez en la miniserie El padre de Caín, que Telecinco emite los días 6 y 7 de diciembre en El padre de Caínprime time

Convencido de que al concluir su misión en tan convulso destino su carrera estaría magníficamente posicionada, el protagonista de esta ficción de dos entregas dirigida por Salvador Calvo (Lo que escondían sus ojos, y galardonado con el Premio MiM Series 2015 a la Mejor Dirección por Los nuestros) se verá inmerso en un complicado escenario: una atmósfera de tensión y miedo donde el acoso abertzale

'El padre de Caín'. Capítulos 1 y 2

Amor, odio, lealtad y traición constituyen los principales ingredientes de esta miniserie producida en colaboración con Boomerang TV y protagonizada junto a Quim Gutiérrez (Goya al Mejor Actor Revelación por Azuloscurocasinegro en 2007) por Aura Garrido (Biznaga de Plata del Festival de Cine de Málaga por Stockholm y Planes para mañana, en 2013 y 2010), Oona Chaplin (Juego de tronos), Patxi Freytez (El comisario), Luis Bermejo (Amar es para siempre), Luis Zahera (Celda 211), Eduardo Lloveras (Los nuestros), Cristina Plazas (Alakrana), Ricardo Gómez (Cuéntame cómo pasó) y Patrick Criado (El Rey).

Con guión de Alejandro Hernández (Los nuestros) y Michel Gaztambide (No habrá paz para los malvados), El padre de Caín sumerge a los espectadores en el Euskadi de los 80, El padre de Caínlos años del plom

'El padre de Caín'. Capítulos 1 y 2

Inspirada en hechos reales y basada en la novela homónima de Rafael Vera, secretario de Estado de Seguridad entre 1984 y 1994, El padre de Caín. Demócrata y aventurero, escogerá como primer destino voluntario el cuartel de Intxaurrondo en una agitada San Sebastián en la que los ametrallamientos, los tiros en la nuca, los coches bomba y los ataques con mortero están a la orden del día. Por este motivo, deja a su joven esposa, Mercedes (Oona Chaplin), en un Madrid pregolpista para enfrentarse a la persecución abertzale y a la violencia etarra.

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Sin embargo, en medio de esa atmósfera de terror y miedo descubrirá un amor inesperado. Cuando concluye su destino en la capital guipuzcoana, Eloy regresa a Madrid, donde retoma su vida familiar. Un suceso inesperado le obligará a regresar a Euskadi 20 años después, donde se reencontrará con un pasado que marcará su vida hasta el extremo.

Todo empieza cuando, tras su llegada al cuartel de Intxaurrondo, Eloy recibe la orden de instalarse en una pensión de la capital donostiarra, desde donde llevará a cabo su labor como oficial de Información. Su principal misión es la búsqueda y localización de Gorka Echenique, un industrial vasco secuestrado por ETA. Junto a sus compañeros de la Guardia Civil, Delgado y Bermejo, busca pistas que permitan localizarlo, difícil labor en una Euskadi hostil en la que nadie habla. Para liberar tensión, Eloy encuentra apoyo en Begoña, la dueña de la pensión en la que se aloja, una joven que se siente sola al igual que él. Consciente de su situación, Eloy no le cuenta que es teniente del instituto armado ni que está casado. Sin embargo, nada logra impedir que Eloy y Begoña terminen siendo amantes, situación que ambos creen poder controlar.

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Cerca de 200 atentados, casi un centenar de personas asesinadas y una veintena de secuestros convirtieron a 1980 en el año más sangriento de ETA. En esta época, conocida como los años del plomo arranca la acción de El padre de Caín, que ha recreado el Euskadi de los años 80 y de 2000 en diversos enclaves del principado de Asturias, San Sebastián y de la comunidad autónoma de Madrid. En el rodaje han participado cerca de 50 actores y más de 600 figurantes.

Por primera vez, la Guardia Civil ha permitido la grabación con cámaras en el exterior del cuartel de Intxaurrondo de San Sebastián, sede de la Comandancia de la Guardia Civil en Guipúzcoa y el lugar más atacado por la banda terrorista. Este emblemático enclave de la lucha contra el terrorismo ha sido ambientado también en distintas localizaciones madrileñas: una antigua imprenta del barrio de Prosperidad, donde se han representado los interiores del acuartelamiento, y un área residencial de la calle San Pol de Mar, que ha simulado las zonas exteriores del recinto. En la capital guipuzcoana se ha rodado también en la emblemática playa de La Concha.

Además, el instituto armado ha brindado su colaboración al equipo de la miniserie a través del asesoramiento a los actores para que pudieran preparar los respectivos personajes que encarnan; la explicación de las intervenciones en las que aparecían miembros del cuerpo; la participación de Grupo de Acción Rápida (G.A.R.) en diversas secuencias de asalto; y la cesión de los materiales necesarios para una intervención y de diversos vehículos de la Guardia Civil de 2000, segunda época en la que transcurre la narración de la ficción.

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Entre los escenarios madrileños figuran también el antiguo Hospital del Generalísimo, donde se han recreado diferentes estancias de dos centros hospitalarios; dos pisos del barrio de Argüelles, donde se ubican la casa de Eloy y Mercedes y la pensión de Begoña (Aura Garrido); los jardines del templo de Debod; diversos puntos situados a orillas del Manzanares; y una finca en Cercedilla.

Buena parte del rodaje ha tenido lugar en Asturias, en localidades como Avilés, donde la plaza Álvarez Acebal ha representado el barrio donostiarra de Amara; Gijón, con la iglesia de San Pedro, el muro de la playa de San Lorenzo y el barrio residencial de Somió como escenarios; Oviedo, donde una calle de su centro histórico ha simulado el casco viejo de San Sebastián; Llanes, donde varias de sus casonas han representado caseríos vascos en los que se encontraban los miembros de diversos comando etarras; Cudillero, con su pintoresco puerto pesquero y frondosos bosques como principales localizaciones; y Nueva, donde se ha grabado la secuencia de un atentado.

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"Cuando me propusieron llevar a la pantalla la novela de Rafael Vera, la principal dificultad era tratar un tema tan delicado como el terrorismo sin herir sensibilidades y en una época nada fácil: los años de plomo. Años en los que ETA mataba salvajemente a cientos de personas y en los que se empiezan a fraguar los GAL. El proyecto me pareció arriesgado pero muy valiente", explica Salvador Calvo.

"Para llevar el proyecto a buen puerto, contamos con el extraordinario guion de Michel Gaztambide y Alejandro Hernández, un vasco y un cubano que supieron imprimir a esta historia la cercanía y el conocimiento de esa época: la proximidad del primero y la distancia del segundo, para poder así abordar con una cierta neutralidad y perspectiva un tema tan complejo. En esta ficción se rompen muchos tabúes", añade el director.

"En nuestra historia no cesa de llover, hecho que acentúa la soledad y el aislamiento de nuestro protagonista. Cuando Eloy se traslada al País Vasco, además de la presión psicológica que sufre al convertirse en objetivo de ETA y sentir el rechazo de una parte de la población por ser guardia civil, se encuentra con una climatología muy hostil. Una de las grandes dificultades de esta miniserie fue rodarla en verano. Tuvimos que trasladarnos al norte y trabajar prácticamente a diario con efectos especiales para recrear la lluvia constante que rodea la historia. Fue muy duro para los técnicos y actores que tuvieron que aguantar durante largas horas la lluvia que les calaba hasta los huesos", asegura.

"Para mostrar un entorno claustrofóbico, utilizamos un vestuario y una escenografía en la que predominaban los azules y verdes, los colores fríos del norte, mientras que a nivel fotográfico buscamos esa luz fría, desapacible y con predominancia de fluorescencias. Respecto al rodaje, ha sido un privilegio haber podido grabar en el propio Intxaurrondo, donde la Guardia Civil nos abrió las puertas sin censurar nada de lo que el guion narraba", agradece el realizador.

"El papel de Eloy era muy complejo y Quim Gutiérrez, el actor más adecuado para encarnarlo. Su capacidad de ofrecer los más pequeños matices y la máxima profundidad hacen que su personaje emocione, llegue a los demás y haga reflexionar. Patxi Freytez, por su parte, ha sabido llenar de humanidad al sargento Delgado, un personaje con mil defectos al que jamás perdonarías. Dos grandísimas actrices, Aura Garrido y Oona Chaplin, han hecho muy difícil la elección de Eloy en esta ficción, que ha contado con secundarios de lujo como Luis Bermejo, Patrick Criado, Ricardo Gómez, Cristina Plazas y Luis Zahera, entre otros nombres", termina.

El imparable in crescendo de la violencia etarra que en 1980 dejaba un muerto cada 60 horas y amedentraba a una sociedad vasca, temerosa y profundamente dividida, y las voces de quienes sobrevivieron a atentados y sufrieron la presión terrorista, son los dos grandes ejes narrativos que abordarán los documentales especiales de Cuerdos de Atar Producciones que Telecinco ofrecerá en late night, tras la emisión de las dos entregas de este drama policiaco.

El primer especial, titulado Los años del plomo, acompaña al estreno de la ficción y recoge los testimonios de las víctimas de la banda etarra, de amenazados y de diversos protagonistas que vivieron en primera persona la década más oscura y siniestra del terrorismo en España y el País Vasco. Víctimas y periodistas explicarán el alcance de la máxima cruel de "algo habrá hecho", que se susurraba en las calles de Euskadi cuando ETA asesinaba a algún ciudadano, en este reportaje que contará con los impactantes testimonios de Javier Rupérez, diputado de UCD que fue secuestrado en pleno proceso de debate del estatuto del País Vasco; José Mª Calleja, presentador del informativo de ETB durante los años más duros del terrorismo; Melchor Miralles, director de El Mundo de 1994 a 1997; Bárbara Dürkhop, viuda del primer político asesinado por ETA, el socialista Enrique Casas; José Ramón Recalde, jurista y político socialista que sobrevivió a un disparo a bocajarro en la cara; y Consuelo Ordóñez, hermana de Gregorio Ordóñez, asesinado por la banda etarra, mientras comía en la Parte Vieja de San Sebastián, cuando era diputado del Parlamento Vasco y teniente de alcalde del ayuntamiento donostiarra.