Asociación Reazyom, una lucha constante

12 Meses 31/03/2017 20:21

Reazyom es una Asociación de Familias de Víctimas de Acoso Escolar nacida e instituida en Zaragoza. Sus integrantes cuentan tanto con los estudios, como con la experiencia para ayudar a otras familias o a las propias víctimas de acoso escolar. Hace unas semanas, tuvimos el placer de entrevistar a algunas de las personas que forman parte de esta asociación que día tras día luchan por erradicar el acoso escolar y acompañan a las familias en todo el proceso.

Carmen Casarejos, presidenta de Reazyom, Cristina Monclús, secretaria de la asociación, Laura Ana Gimeno, deportista de élite y especialista en emociones del deporte y Lara Ferrer interventora y víctima del acoso escolar nos cuentan la labor de la asociación, nos aconsejan sobre cómo actuar y nos dan su opinión sobre nuestra campaña ‘Se buscan #valientes’.

¿Cómo nació la asociación?

Vimos la necesidad de crear una asociación formada por personas que, además de tener los estudios necesarios para poder atender a las familias, también estuviéramos al otro lado del problema. Que hubiéramos pasado por esa experiencia y supiésemos muy bien el proceso que hace falta para resolver un problema tan grave como es la violencia escolar y dónde falla el sistema.

¿Cuál es el objetivo de la asociación? ¿Cómo funciona?

Normalmente nos reunimos una vez a la semana, pero si viene una familia siempre hay alguien dispuesto a acompañarlos a las reuniones y a los colegios. En esas reuniones semanales se intenta trabajar y dar voz a todo lo que es el acoso escolar.

Trabajamos en varios proyectos:

Uno de deportes: un torneo para conseguir alcance en Zaragoza.

Proyecto ‘Integramos’, donde trabajamos la inserción académica y laboral de todas las víctimas. El acoso escolar genera secuelas, muchas veces les cuesta integrarse en el mercado laboral. Este programa aumenta su confianza y les ayuda en ese sentido.

Proyecto ‘Prevenimos', es el más activo. Son talleres y charlas para AMPAS, profesores y todo el que quiera formarse o estar informado sobre esta.

Proyecto ‘Jugamos’, en el que abogamos por una integración total a través de actividades lúdicas, tanto para niños que han sido víctimas como para los que no.

Proyecto ‘Colaboramos’, en el que trabajamos con instituciones y asociaciones más formadas.

¿Qué tipo de feedback recibís de padres, profesores y niños?

Todavía nos cuesta que hablen de acoso escolar. Es una palabra un poco tabú, pero cada día conseguimos que se acepte que es un fenómeno que ocurre en todos los colegios y que no pasa nada por reconocer que existe.

Los colegios tienen que actuar a la mayor brevedad, estar preparados y mejorar día a día. Abogamos por una educación restaurativa, inclusiva y emocionalmente sana y lo que hacemos es cambiar un poco las creencias de esta sociedad que ha considerado la violencia escolar como un juego de niños.

¿Os habéis encontrado trabas en el camino?

Sí, sobre todo cuando constituimos la Asociación. Nos encontramos con un poquito de hostilidad por ser una asociación formada por familias, que habían pasado por la experiencia, y por personas que lo estaban viviendo en sus propias carnes. Dado que nuestro nombre es Reazyom, lo que hacemos es reaccionar, es decir, llegar el problema. Cuando llegan las familias lo que hacemos es ir directamente a la raíz del problema: Si hay que ir a hablar con el tutor, director, con inspección, con quien haga falta hablar, nosotros vamos.

Creemos que al estar haciendo un poco de puente con entidades, instituciones, colegios… Parece que estamos empezando a conseguir que se quiten el miedo. Vamos a resolver un problema y queremos una buena convivencia escolar, que los niños vayan contentos al colegio y esto desemboca en un buen ambiente escolar. Al centro escolar también les interesa resolver el problema.

Realmente está yendo bastante bien la solución que nos estamos planteado: Ir allí, ‘coger el toro por los cuernos’, ir al colegio, acompañar a la familiar, hablar, destensar el conflicto… Dejan de estar a la defensiva y se dan cuenta en el colegio que lo que interesa es restaurar la paz y que la convivencia en todo momento sea armónica.

¿Qué pautas dais al centro? ¿Cómo debe actuar?

Hasta ahora los centros dicen que no hay acoso, que los padres son unos exagerados. Nosotros trabajamos la empatía. Explicar cómo se siente esa familia, intentar que el tutor, o con quien estemos tratando se ponga en la piel de la persona que está sufriendo: “Esta persona está sufriendo, póngase en su situación, imagínese que le está pasando a usted”… Entonces ya podemos entrar en lo que es un poco el diálogo.

¿Qué aconsejáis a los padres?

Lo primero es mentalizar a los padres para que sepan cuándo su hijo tiene problemas en el colegio. Es importante mantener una buena comunicación con ellos.

Hay una característica que se notan especialmente cuando un niño es acosado: está triste, pone problemas a la hora de ir al colegio, no rinde escolarmente, no lo invitan a actos sociales como a cumpleaños o si lo invitan está aislado… Intervenimos con las personas que ya están sufriendo acoso escolar, y además, de forma preventiva. Vienen algunas familias que ven que su hijo tiene algún tipo de conflicto en el colegio, que se diferencia del acoso escolar por una reiteración en el tiempo. Si el conflicto se soluciona, no llega a mayores. Cuando no se resuelve es cuando puede llegar al acoso escolar.

¿Nos puedes contar tu caso Lara?

Empecé a notar diferencia en infantil, sobre los 3-4 años. Tenía otros gustos, otras habilidades y aprendía más rápido de lo normal. Eso marcó una diferencia con el resto de mis compañeros.

En primaria y secundaria, que es cuando se forma la personalidad del adolescente, la gente se volvió más cerrada, menos respetuosa. Fui una de las que se quedó fuera de los grupos que había preestablecidos en clase por ser distinta: vestía de negro, me gustaba el rock… Eso lo veían raro y me dejaban de lado. Yo tampoco quería integrarme porque no había feeling, pero no molestaba a nadie. Algunos compañeros sí que llegaron a irse del colegio, pero yo fui de las últimas que se quedó.

En el último curso que estuve, 3º de la ESO, es cuando más me atacaron: agresiones mayormente psicológicas, insultos… En mis últimos años del colegio sí que hubo un par de agresiones que si se les hubiera ido un poco de las manos, podrían haberme causado la muerte, por así decirlo. Ahí vi un poco negras las cosas, no podía arriesgarme a seguir así. Tenía miedo, pero se lo dije a mis padres. Ellos se enteraron el día de las Cortes de Aragón, casi 10 años después.

En 4º de la ESO me fui a otro colegio. Mis padres vieron que estaba muy mal, que lloraba… En el nuevo instituto todo iba genial. No era tan tímida como querían hacer ver mis profesores. Les llenaron la cabeza diciéndoles que tenían que llevarme al psicólogo, que el problema era mío y no de ellos. Me echaron un poco el muerto a mí, pero después mis padres se dieron cuenta de que no era así. Me relacionaba sin problemas, hice amigos y socialmente estuve genial.

A nivel de consecuencias y de salud, a veces me entraban ganas de llorar en clase. De hecho sufrí un trastorno de estrés postraumático y hace un par de años tuve un episodio de ansiedad muy fuerte y ahora estoy con pastillas antidepresivas. Esto tiene su parte mala, pero también una buena: me ha reforzado mucho y he aprendido a defenderme. En clase por ejemplo, si veo algo que no me gusta lo digo, no me callo como antes porque me daba miedo. Ahora han cambiado las tornas y pongo los “puntos sobre las ies”. También estoy en una asociación, que es una consecuencia buena, ya que puedo ayudar a otras personas, sobre todo chicas jóvenes. Las comprendo y hace que se sientan más cuidadas porque somos de la misma edad, es un apoyo y a mí me alivia bastante saber que puedo ayudar a otras chicas.

¿Qué papel tiene el testigo para vosotras?

Los observadores refuerzan al acosador, no sería nadie sin el observador. Juega con la popularidad y el liderazgo que adquiere a fuerza de hostigar al chivo expiatorio que pilla por banda en la clase. También es verdad que hay una cierta impunidad social ante este tipo de hechos. Está muy bien sacar a algunos observadores del grupo para dejar solo al acosador y que deje de tener ese refuerzo positivo de la fama, pero tiene que haber unas medidas adecuadas a la edad, restaurativas, tiene que haber unos límites: ¿tú estás acosando a un compañero?, pues tú vas a encargarte de cuidar a un compañero de otra clase que tiene el mismo problema para que sepan lo que es, para cortar con esto. Hasta ahora lo que ocurre es que el acosador se sigue quedando en el mismo centro. Le sale muy barato hostigar a otra persona y en cambio la víctima tiene que acabar abandonando el colegio, con un sentimiento de culpa, para abrirse otro camino.

Es muy importante poner el punto en los observadores, pero hay observadores de muchos tipos: tenemos a las familias de los observadores, son los que están educando a esos niños para que sean pasivos, sumisos… Pero ¿qué vamos a hacer con los observadores? Lo que queremos es que haya una educación general e integral dentro del aula.

Cuando fuimos a las Cortes de Aragón, abogamos porque desde 1º de primaria, que empieza la educación obligatoria, se instaurare, como ya pasa en Canarias, una asignatura de educación socioemocional porque antes es el ser que el saber. Es muy importante aprender a ser buen ciudadano, a convivir y a estar con otras personas desde los 6 años. Desde ese primer momento es cuando acabaremos con el acoso escolar.

¿Cuál es vuestra opinión sobre la campaña de 12 meses ‘Se buscan #valientes’?

La campaña es muy pegadiza, pero ‘Se buscan #valientes’ no debería buscar solo a los observadores, sino buscar valientes en las familias en sí, en quellos profesores que se quieran implicar en la educación socioemocional para ponerle freno al acoso al menor síntoma, en las instituciones y en los medios políticos, sacando legislación al respecto para que esto termine. Con una buena ley de educación y con unos principios que tienen que tener nuestros hijos y nuestras hijas desde que van al colegio. Para mí esos son los verdaderos valientes que se implican y no solamente los observadores.

Agradecimientos

Somos la asociación pionera en España de familias de víctimas de acoso escolar y agradecemos que nos hayáis dado la oportunidad de poder expresar todo lo que estamos haciendo, lo que pensamos y todo lo que estamos luchando día a día para intentar frenar esta lacra del acoso escolar.