¿Dónde van los fondos del telemaratón?

Un teletón de 30 horas para recaudar fondos destinados a investigar enfermedades raras llega a las pantallas de la televisión pública francesa en medio de la polémica por las duras críticas del influyente multimillonario Pierre Bergé."Damos prioridad a todas las enfermedades raras", lo que supone unos tres millones de enfermos en Francia, y no sólo a "pequeñas enfermedades", replica la presidenta de la AFM, Laurence Tiennot-Herment, quien subraya que "más del 40% de la colecta se lleva a cabo sobre el terreno", gracias a la venta de productos como dulces, camisetas o globos, entre otros.

Además de su activa militancia, el compromiso de Bergé en la lucha contra el sida se traduce en exorbitantes donaciones personales. A los dos millones de euros que destina al año a Sidaction, el filántropo, próximo a la ex candidata presidencial Ségolene Royal, se suma la cesión de su parte de la recaudación obtenida en las subastas de la colección privada de arte que había reunido con Saint Laurent y cuyo montante global rondó los 380 millones de euros.

Bergé, por su parte, afirma que desea no obstante que el teletón tenga éxito porque "al menos demostraría que la generosidad de los franceses existe". "Quiero ser designado como responsable y acepto absolutamente todas mis responsabilidades", sentencia Bergé sobre el impacto de sus críticas y quien conocerá, como el resto de los franceses, el estado de las arcas del teletón en la madrugada del domingo, cuando finalice la emisión.

Los 104,9 millones de euros que recaudó el año pasado hacen que los responsables del espectáculo califiquen la 23 edición del teletón francés -que comienza a emitirse hoy a las 17.50- como "la mayor colecta del mundo". Se trata de un circo mediático y solidario que desborda la pequeña pantalla y consigue incluso llevar a varios millones de personas a las calles en lo que algunos llaman el "14 de julio de invierno", en referencia a la fiesta nacional francesa.

Sin embargo, no todo son buenas palabras para la célebre emisión solidaria, como demuestra el revuelo que ha montado las declaraciones de Bergé, compañero del fallecido modisto Yves Saint Laurent y presidente de la fundación para la lucha contra el VIH Sidaction, quien se opone frontalmente al espectáculo. "El teletón parasita la generosidad de los franceses de manera populista" y "exhibe la desgracia de los niños", dice el mecenas.

Bergé ha criticado además el destino final de las donaciones que recibe la Asociación Francesa contra las Miopatías (AFM), sugiriendo que pueden ir a parar a inversiones inmobiliarias que nada tienen que ver con la investigación científica. Los datos, sin embargo, avalan la gestión de la asociación que organiza el teletón, pues la AFM no ha recibido nunca llamadas de atención por parte del Tribunal de Cuentas sobre su gestión.

Todos los informes indican que los gastos de funcionamiento de la asociación no han superado nunca el 10% de su presupuesto global, que asciende a los 120 millones de euros, de los que 60 millones se destinan a la investigación mientras que otros 35 millones van a parar a los enfermos y a sus familias.

Bergé, que ha pedido públicamente que el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, se comprometa personalmente en la lucha contra el sida, como su esposa, Carla Bruni-Sarkozy, desearía que la lucha contra el VIH tuviera más visibilidad, aunque matiza que no se trata de una batalla entre Sidaction y teletón.

Las enfermedades raras se exhiben en televisión con fines benéficos, pero el sida "da miedo" , como "otrora la peste", lamenta Bergé. "Todo lo que toca la sexualidad choca", comenta el hombre de negocios, quien afirma que el sida es una enfermedad que "se contrae mayoritariamente a través de relaciones sexuales" y por ello "se esconde".

La presidenta de la Asociación Francesa contra las Miopatías, por su parte, asegura haber emplazado al multimillonario a hablar con ella hasta diez veces, "pero manifiestamente no le interesa". "Tenemos una única bala. Si el teletón no funciona, tendremos que cerrar en un año", asegura Tiennot-Herment.