El Día de la Tierra comienza con cada nuevo amanecer

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Vivimos en un planeta extraordinario que ha sido capaz de crear vida por toda su superficie, nos regala paisajes increíbes y ha dado lugar a criaturas sorprendentes. Éstas son razones suficientes como para concienciarnos de que, aunque el 22 de abril se celebre el Día Mundial de la Tierra, debemos homenajearla cada nuevo día con pequeños gestos que hagan de cada amanecer una fiesta por y para el planeta. Al igual que ella nos regala todo nosotros debemos respetarla, cuidarla y apreciarla.

En los últimos siglos, la mano del ser humano ha modificado los ecosistemas, perjudicándolos en muchos casos con sus construcciones, pero la Tierra sigue intentando recomponerse, por eso ha llegado el momento de pasar a la acción, no solo en el día de hoy, su día, si no de una forma cotidiana. Hay muchas cosas que podemos hacer para agradecerle que cada mañana nos despierte con sus mejores amaneceres y nos dé las buenas noches con sus espléndidas puestas de sol para poder dar paso a un nítido manto de estrellas.

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Todo esto debe de ser un hábito que, cuanto más lo repitamos, más entenderemos que no supone un esfuerzo, si no que forma parte de nuestras costumbres y no podremos pasar sin hacerlo. Entre estos gestos que tenemos que interiorizar está el de separar la basura. Si aprendemos a reciclar disminuiremos mucho el volumen de los residuos y colaboraremos para que cada material pueda ser reutilizado, dándoles una segunda vida y disminuyendo el impacto que le supone a la naturaleza tener que suministrarnos los recursos que necesitamos para satisfacer nuestro nivel de consumo, cuando la clave está en la reutilización del vidrio, el papel, los envases o los aparatos electrónicos. El reciclaje es una de las maneras más sencillas de combatir el calentamiento global, ya que ahorra mucha energía y con ello disminuye la contaminación.

Nuestra alimentación también puede ser más sostenible si apostamos por los alimentos biológicos, que respetan el ritmo natural de crecimiento, y evitamos los transgénicos, que alteran el devenir lógico de las especies animales y vegetales, además de ser más sanas para nuestro organismo. Nuestro cuerpo también lo agradecerá.

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Tenemos que concienciarnos para no ensuciar las aguas con aceites ni químicos, ni los montes y las ciudades con basura. Un entorno limpio es mucho más agradable, no solo para la vista, si no también para la salud. Tira los desperdicios donde corresponda y en tus paseos por el campo, no olvides volver a llevarte a casa todo lo que has traído. Respeta el entorno y a las criaturas que viven en él. Cada pequeña alteración cuenta, y los visitantes que vengan detrás de ti merecen disfrutar del paraje de la misma forma que tú. Déjalo todo como a ti te gustaría encontrarlo.

El medio de transporte es también muy importante. En la medida de lo posible, deja el coche aparcado en casa, y si lo usas asegúrate de que vas a ocupar una sola plaza. Siempre que puedas ve andando, y para distancias más largas, procura elegir el transporte público o saca a pasear tu bicicleta. Llevamos varias semanas mostrándote cómo puede cambiar tu vida este vehículo sostenible que, además de mejorar tu forma física, despeja tus ideas, llama a la felicidad y es muy querido por la naturaleza, porque la mima mientras disfruta de lo que ella le ofrece.

En casa, ahorra energía. No abuses de la calefacción y el aire acondicionado, no derroches agua y asegúrate de apagar las luces que no estés utilizando. Un pequeño ahorro en cada gesto cotidiano individual supone un gran cambio global en el ahorro de recursos. Además, si lo cumples, supondrá un ahorro también para tu bolsillo.

Y para terminar estos consejos, qué mejor que pedirte que compartas todos tus conocimientos sostenibles con tu círculo cercano. Enseñar estas doctrinas es la manera más eficiente de mejorar el estado de la Madre Tierra. La difusión y concienciación de estas recomendaciones ayudará a convertirnos en personas más dichosas, que viven en armonía con el planeta.

El Día de la Tierra se celebra desde 1970, año en el que el senador y activista ambiental estadounidense Gaylord Nelson promovió la primera manifestación para crear una conciencia común ante los problemas como la superpoblación, la contaminación, el peligro de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales. Posteriormente, esta convocatoria se internacionalizó hasta convertirse en un fiesta a nivel mundial para celebrar que el lugar en el que vivimos es fascinante, y por eso tenemos que trabajar unidos para conservarlo.

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