Doctor Matesanz: "Cuando se le ganan años a la muerte vale la pena y contribuye a que muchas personas sean felices"

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@page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } El Doctor Rafael Matesanz, nefrólogo, médico y una eminencia en el mundo de los transplantes, preside desde hace 23 años la Organización Nacional de Trasplantes. Ha intervenido en el II Congreso de la Felicidad celebrado el martes 10 de abril, en Madrid.

Al comienzo de su ponencia, ha reconocido que al recibir la invitación para hablar de felicidad, su reacción fue de sorpresa: “Había asociado los transplantes a la solidaridad, la generosidad, la ciencia, la organización, la medicina... pero jamás a la felicidad”. Tras reflexionar un poco, se percató de que la relación tenía su sentido.

Matesanz ha destacado la necesidad de hablar de felicidad, más aún si cabe en los tiempos de pesimismo que corren: “Citando a Erich Fromm, hoy en día vivimos el ejemplo de que el estado se encarga cada día de deprimir a sus ciudadanos porque es la forma de controlarlos mejor”.

Pero en España debemos contar con la felicidad de estar a la cabeza mundial en donación y trasplantes de órganos desde hace 20 años. “Se puede invertir mucho en enfermería, médicos y hospitales, pero sin la generosidad de la donación el trasplante no sería posible”, ha puntualizado el presidente de la ONT.

“Contamos con un sistema sanitario extraordinario que atiende a todos los ciudadanos, sin distinción, y que debemos mantener. Este sistema de salud salva cada año a unas 15.000 personas, gracias a los trasplantes. Calculamos que en España se han realizado cerca de 90.000 trasplantes de órganos desde que se realizó el primero, y unos 350.000, contando los trasplantes de tejidos. El hospital madrileño de La Paz celebró hace poco los 100.000 trasplantes realizados a niños. Es uno de los mejores centros de trasplante pediátrico del mundo. Pero esto, además de ser un motivo de alegría, felicidad y orgullo colectivo, debemos agradecérselo a un equipo médico capaz de realizar estos pequeños milagros quirúrgicos, sin el cual estas cifras no serían posibles”, ha valorado Rafael Matesanz.

Ya se han cumplido más de 100 años desde el primer trasplante, de córnea, el primer corazón fue trasplantado en África, y la primera donación de riñón la realizó un hombre, que salvó a su hermano gracias a su gesto de generosidad. Hasta 100.000 personas reciben un trasplante en el mundo cada año, y casi todos conocemos a alguien que está, o ha estado recibiendo diálisis. “El hecho de depender de una máquina es una situación que, si no se vive, es difícil de imaginar. Cuando una persona que ha estado 15 ó 20 años recibiendo diálisis y ha dejado de orinar recibe un trasplante de riñón y vuelve a la normalidad, experimenta algo muy parecido a la felicidad. O cuando una personas que ha dejado de ver, gracias a una donación de córnea recupera la visión se produce un milagro casi bíblico”, ha asegurado el Doctor.

Y cada vez, los avances científicos en materia de trasplantes, son mayores. Tal y como ha contado el Doctor Matesanz, hace 6 años, en Valencia, un Doctor le realizó un trasplante de brazos a una mujer nacida en Colombia que perdió los suyos a consecuencia de una explosión. A día de hoy, es capaz de enhebrar una aguja, planchar, abrir puertas... Y lo vive como algo muy cercano a la felicidad más completa. Al igual que los trasplantes de rostro practicado a personas que han estado totalmente desfiguradas que no se atreven ni a salir a la calle, que dicen: “He vuelto a ser una persona normal, he dejado de ser un monstruo”. Y es que la normalidad es algo que solo se aprecia cuando uno la pierde.

La felicidad existe en el mundo de los trasplantes, y no solo en las personas que reciben un órgano que tenían perjudicado, también en la familia de los donantes. Cuando una persona dona los órganos de un familiar fallecido y se le contacta un año después, dicen que lo único positivo que sacan de la pérdida de la persona querida es el haber podido salvar una vida gracias a la donación.

Actualmente, de cada 100 familias a las que se les pide que donen los órganos, solo 15 dicen que no. “Somos los más generosos, y esto es un valor colectivo muy importante”, ha destacado Rafael Matesanz.

A día de hoy, se está produciendo un fenómeno maravilloso que es cada vez más frecuente: el del 'buen samaritano', o donante altruista. Aquellos donantes que, en vivo, deciden donar un riñón o una fracción de su hígado, sin importarle quién reciba su órgano. Esto comenzaba a funcionar en otros países y en España ya se han presentado unos 100 donantes altruistas. Muchos de ellos no llegarán nunca a donar, por otros problemas médicos, pero gracias a estos trasplantes en cadena se pueden salvar 4, 5 ó 6 vidas. Otros, como es el caso del futbolista Abidal, reciben el órgano de un familiar, o un amigo.

Merece una mención especial el procedimiento a seguir para la donación de médula ósea, otra de las que se pueden realizar en vida. El donante, de entre 18 y 55 años, debe apuntarse a un registro para que se le realice una lectura de células, un análisis que pasa a formar parte de un archivo mundial que cuenta con 19 millones de donantes en todo el mundo. Tal vez nunca llegue a ser convocado para donar sus células madre, pero si en algún momento aparece una persona con una genética similar a la suya, tendrá la oportunidad de salvar una vida.

Eso es la felicidad, la de las personas que han donado sus células y gracias a ellas hay una persona viviendo al otro lado del mundo. En este caso se trasplantan células madre de la sangre, o del cordón umbilical. Éstas últimas solían desecharse, pero ahora se guardan en bancos médicos públicos.

“La felicidad no solo se transmite, también se recibe cuando uno se encuentra en un entorno de personas felices”

, ha recalcado. El Doctor Francisco Fernández Avilés, médico de trasplantes en Valladolid y en el Hospital Gregorio Marañón, está especializado en las operaciones de corazón. Ahora trabaja en un proyecto de fábrica de corazones con células madre. Ya se ha conseguido realizar en ratones, y ahora se quiere poder rellenar esqueletos de personas que han donado su corazón con estas células y conseguir que comiencen a latir.

Como decía Rabindranath Tagore: “La vida se nos da y luego nos la merecemos dándola”, una cita que se adapta a la perfección a la filosofía de la generosidad de la donación de órganos.

El Doctor Matesanz ha hecho un llamamiento animando a la donación: “Es un gesto de solidaridad universal. Todos debemos ser donantes

Según un estudio hecho en EE. UU., cuando de un solo donante se pueden trasplantar 6, o los 7 órganos, sumando la supervivencia de los receptores, se puede prolongar la vida en más de 50 años. “Cuando se trata de ganarle años a la muerte, verdaderamente merece la pena. Y todo esto contribuye a que muchas personas sean felices”, ha concluido Matesanz.