Los Montero se quedan sin vacaciones

El director repasa el guión con los actores.TELEMANIA.ES

Los Montero se quedan otro verano más sin vacaciones. Desde hace cuatro meses, Diego Martín y Rodrigo Noya graban la segunda temporada de la comedia policiaca Hermanos y detectives, de Telecinco.

Telemania.es se ha colado en el rodaje. Al atravesar la puerta del plató se impone el voto de silencio.

Basta la voz de alerta del director para que un decorado de madera, magia televisiva de por medio, se convierta en un bar, en una casa o en una comisaría de policía.

Desde bien temprano, los protagonistas de la serie se preparan para una intensa jornada. "Siempre se anda con muy poco tiempo, todo se hace a la carrera y cada día hay que grabar muchas cosas. Me gustaría tener más tiempo para preparar el papel con los demás, planearlo todo sin necesidad de andar con la lengua fuera, para disfrutar más del trabajo", cuenta Álex Angulo, que interpreta al subcomandante Serrano.

El equipo de maquillaje se pone manos a la obra con los actores. No hay tiempo para entretenerse. Se disfrazan con lo que les toca y pistola en mano empieza la acción. "No tenemos tiempo, nos vestimos, repasamos el guión, miramos en el decorado dónde tenemos que actuar y empezamos", explica Rodrigo Noya, el pequeño actor argentino (14 años) que interpreta a Lorenzo Montero.

Mientras, en el salón de la casa, esperan más de dos decenas de personas para grabar la primera toma del día.

Los ayudantes de producción ultiman los detalles del atrezzo. El director de fotografía mueve los focos al tiempo que se comprueban los tiros de cámara.

Al mismo tiempo, los actores, sentados en el sofá, leen el texto con el director. "explica Inge Martín. Lo primero que hacemos es una italiana

¡Acción!

Al igual que pasa en el cine, es inevitable repetir varias veces la misma escena. Necesitan una hora y media más o menos para grabar una secuencia, cuyo resultado final en pantalla será inferior a 5 minutos. "Es lo peor de todo el rodaje. Te desanimas, te cansas más y hay veces hasta que te bloqueas y al final no te sale", coinciden Rodrigo Noya y Diego Martín.

Otro inconveniente con el que cuenta el joven argentino es el de los piques de su hermano Diego:"Muchas veces, cuando estamos rodando me hace rabiar para que me salga mal la secuencia".

Al escuchar estas palabras, se comprueba lo acertado que está Rodrigo: "Como ves, el niño nos ha salido bastante chivato. Le gusta ir contando las cosas de todos, es un correveidile. Estamos haciendo un ser humano bastante despreciable", bromea Diego Martín.

Mientras el equipo graba recursos para el montaje y Diego se fuma un cigarro, Rodrigo habla de la buena sintonía que se ha creado entre ellos: "Somos como dos hermanos de verdad, discutimos y nos divertimos. Nos llevamos muy bien, aunque siempre se mete conmigo. Parece que le gusta".

El chico reconoce que no es tan listo como Lorenzo. "Si te soy sincero, en septiembre tengo que volver a Argentina, porque suspendí una materia y tengo volver a recuperarla", acaba confesando.

El actor cuenta que la parte que más le cuesta a la hora de estudiar el guión son las escenas en las que tiene que repetir fórmulas matemáticas. "Me lo aprendo todo de memoria, porque hay cosas que no puedo ni razonar, ni entender. Hay veces que como no sé lo que estoy diciendo, me equivoco con una palabra y ya me equivoco con el resto. Como no entiendo lo que digo no sé sustituirla por otra, y al final lo fastidias todo".

Javier Cifrián interpreta a Mansilla, y reconoce que también hay una parte de los guiones que se le resiste: "Lo que más me cuesta es estudiarme de memoria algunos tochos en los que sólo se dan datos. Por ejemplo, cuando aparece un cadáver y yo tengo que enumerar el nombre del tío, la descripción, en qué trabajaba, cómo le han matado, qué ha dicho el forense, qué cuentan los otros... y eso me lleva más tiempo, pero Diego y yo solemos ayudarnos y preparar juntos las escenas".

En la habitación de al lado, Inge repasa su texto. "Hasta dentro de un rato no me toca", nos cuenta. "Como no sabemos con antelación dónde van a estar colocadas las cámaras, no te puedes preparar del todo. Puedes tener una idea de la secuencia, te imaginas cómo puede ser todo cuando te lees el guión, pero luego nunca es así".

Descubrimos su punto débil. Como en toda producción, el equipo pone marcas para señalar los desplazamientos de los personajes, y la actriz no termina de asimilarlas: "Las mías deberían ser luminosas, como las que utilizan para los aviones en los aeropuertos, porque soy un poco torpe, no me entero y les vuelvo locos".

Todos coinciden a la hora de señalar el mejor y el peor momento del rodaje: cuando se reúne toda la brigada de policía. "Nos llevamos todos muy bien, y esas escenas son un cachondeo", asegura Diego Martín.

"Me encanta hacer de malo, me desestresa muchísimo. Muchas veces, cuando estamos fuera del rodaje, sigo tocándoles las narices a mis compañeros y algunos, como Inge Martín, me huyen. Nos reímos mucho" , cuenta Álex Angulo.

Rodrigo Noya añade: "Hay momentos en los que empezamos a reírnos y no podemos parar. Es un equipo genial y son las escenas que más me gustan".

Por su parte, Inge Martín asegura: "Nos lo pasamos muy bien, pero ¡es un follón tremendo! Todo el mundo se vuelve loco. Además es muy difícil coordinar a tanta gente. Tenemos que tener muy claro lo que hay que hacer, cuál es la cámara, los movimientos... Cuando la brigada está en comisaría es como si fuéramos niños de colegio".