Muere el Arguiñano británico

Keith Floyd , el chef británico que siempre lucía pajarita mientras engatusaba a millones de televidentes en todo el mundo con un sinfín de trucos culinarios, ha muerto de un ataque al corazón a la edad de 65 años.

Floyd, que venía luchando contra un cáncer de colon desde el pasado junio, falleció ayer en Dorset (suroeste de Inglaterra), confirmó hoy su biógrafo James Steen. El cocinero, que saltó a la fama en los años ochenta con un estilo desenfadado y provocativo marcado por su enorme entusiasmo y su inseparable copa de vino tinto en la mano, dibujó la senda que seguirían otros chefs televisivos como Jamie Oliver o Gordon Ramsay.

Oliver rindió hoy tributo al desaparecido maestro de los fogones, a quien describió como "un hombre increíble que vivió la vida a tope y que fue una inspiración para mi y otros muchos".

"Keith no era sólo uno de los mejores, era el mejor chef de la televisión" , concluyó Oliver. Otro conocido colega, Marco Pierre White, definió a Floyd como un "cocinero natural" que "inspiró a una nación", y no dudó en remarcar que "una pequeña parte del Reino Unido murió ayer y nunca será reemplazada".

El exuberante chef deja a sus seguidores al menos 25 libros de cocina y 20 series televisivas, algunas de las cuales, como la inolvidable , aún se emiten en más de cuarenta países. Floyd on Fish

Floyd nació en 1943 en Somerset (suroeste de Inglaterra) y, tras abandonar la escuela, . No obstante, el cocinero de la pajarita guardó pronto la pluma tras ver la película bélica Zulu (1964), que le animó a enrolarse en el Ejército británico, donde alcanzó el rango de teniente segundo en el Tercer Regimiento Real de Tanques, estacionado en Alemania. empezó su vida laboral como periodista del diario Bristol Evening Post

Tras abandonar el Ejército, donde le tomó el gusto a la cocina, Floyd empezó su carrera como restaurador desde abajo, lavando platos y pelando patatas en varios establecimientos de Bristol (suroeste inglés). En esa ciudad, el pintoresco fogonero acabó abriendo tres restaurantes que eventualmente vendió para compararse un barco, el Flirty, con el que surcó el Mediterráneo durante dos años en compañía de sus amigos.

Floyd, que en 1997 vivió en Marbella, siempre tuvo buena vista para los negocios -abrió restaurantes en el Reino Unido, España, Francia y Tailandia- pero mal ojo para el manejo del dinero, lo que en una ocasión le costó la bancarrota. El chef, que irónicamente odiaba hablar de comida, acabó cansado de la fama que logró con sus programas televisivos.