Los espectadores votaron, pero no lo vieron

Había ocurrido en 2006 y volvió a pasar en 2010: los premios TP, unos de los más célebres del sector televisivo, se quedaban sin cadena que organizase su gala. Lejos quedan aquellas que atraían a millones de espectadores y dejaban para la posteridad momentos como el de la caída fingida de Ana Obregón y una figura hecha añicos en el suelo del escenario. El pasado año la audiencia no llegó al 5% de share

Este año se celebraba en la discoteca Pachá de Madrid, y las únicas cámaras presentes eran las de los reporteros que buscaban la declaración rápida de los asistentes.

El proceso de entrevistas y photocall fue casi más largo que la gala. Una hora bastó para entregar 16 galardones, entre los que apenas hubo sorpresas.

Antes de que el presentador Jorge Fernández se subiese al escenario para comenzar el acto, los premiados ya se dejaban ver por la discoteca.

La troupe de Ana Rosa (Telecinco) compartía refrescos y cigarrillos en la zona de los sofás. Los de Sé lo que hicisteis (La Sexta) encontraron mejor refugio cerca de la barra.

El plantel de invitados era, cuanto menos, ecléctico : entre Ana Duato y Mariló Montero se podían ver a starlettes como Yola Berrocal cruzándose con carnes de reality como Marisa, de Mujeres y hombres y viceversa.

Entre todos ellos, mucho fan acreditado haciéndose fotos con sus ídolos y unos camareros que tuvieron que repetir más de una vez a todos los invitados que los combinados de alcohol no se servirían hasta después de la gala.

Y probablemente no fue una opción acertada, porque la ocasional celebridad borracha podría haber salvado una gala que se caracterizó por la previsibilidad, la falta de humor y, jugando a su favor, una brevedad que agradecieron todos.

Pero incluso en una gala breve y sobria hubo lugar para ciertas pullas a la organización. "Vaya, parece que también han decidido ahorrar en la luz", exclamó Jorge Fernández cuando la iluminación del escenario falló pocos minutos después de comenzar el acto.

Uno de los primeros premios era para Disney Chanel, cuya responsable agradeció brevemente el premio para una televisión que "demuestra que la calidad también es sinónimo de entretenimiendo". "Ese es el espíritu: pim, pam, fuera", sentenció Fernández tras la entrega.

Pero ese espíritu estaría presente a todos los niveles, empezando por el guión. Algunas rutilantes estrellas no fueron en absoluto aprovechadas. El famoso de turno aparecía en el escenario, nombraba a los nominados y entregaba el premio. No había lugar para el chascarrillo, para el gag ni, en algunas ocasiones, para el simple saludo. Incluso las estrellas de las series premiadas optaban por no acercarse al micrófono, dejando el lucimiento a sus productores y directores.

Desde luego era una actitud justa, ceder el protagonismo a quienes trabajan duro detrás de las cámaras.

Pero desde un punto de vista de entretenimiento, estrellas como David Janer (protagonista de Águila Roja) no sirven de nada si pasan por el escenario como un suspiro, se quedan tras los productores y abandonan por la otra salida.

Entre premiados, mucho compañerismo.

"Ya que han subido los caraduras de Callejeros viajeros con nosotros", exclamó uno de los responsables de Callejeros (ambas versiones del programa optaban al galardón), "que suban también los de Informe semanal, un programa que admiramos desde hace muchos años".

También Ana Rosa se acordaría de su rival Mariló Montero cuando recogió el premio a mejor magazine . "Me alegro de que estés ahí, esto hace de la competición algo muy sano", le dijo desde el escenario.

Pasapalabra (Telecinco) se alzó con el TP a mejor concurso, dejando sin premio al presentador del acto, que se la jugaba con su programa PasapalabraLa ruleta de la suerte

Paz Padilla aprovechaba para darle un abrazo de consuelo, aunque él prefirió soltarle a Christian Gálvez un sonoro "¡Felicidades, cabrón!".

Sin embargo Christian, que recogía el premio en nombre de Pasapalabra, le echó un capote a su compañero: "Es muy difícil estar defendiendo lo que estás defendiendo tú ahora. Te felicito". Christian se refería a presentar una gala en una sala en la que absolutamente nadie callaba y el sonido de las conversaciones estaba más o menos al mismo nivel que el de la voz del presentador.

Algunos minutos después Manu Carreño apoyaría esta crítica tras recoger el premio a mejor programa deportivo por su Noticias Cuatro Deportes. "Menuda nochecita me estáis dando ahí arriba los del gallinero, con las cañitas", dijo desde el escenario.

El momento más importante de la noche llega con la entrega del premio a toda una carrera a Lola Herrera, que consigue que esto parezca por fin una gala y no los previos a un concierto de rock que se retrasa.

En su discurso, la actriz miró al pasado y se acordó de "los pioneros de la televisión en directo, aquellos con los que hice el primer trayecto del camino. Fue una época muy dura en la que nuestro único aliciente era la curiosidad, el riesgo y lo desconocido".

Se acordó así mismo de gente "que luchó en la televisión por derechos como un horario", para luego pasar a lamentar la situación actual: "Dejé la televisión en el 80 y volví en el 95. Para entonces, me di cuenta de que ya se había perdido todo lo que habíamos conseguido".

A continuación, sus dos hijos (Daniel y la también actriz Natalia Dicenta) le entregan el premio al grito de "te queremos, mamá". Endulcorado, sí, pero funciona.

Por primera vez el público calla. Y de un icono televisivo a otro.

Matías Prats aprovechó su juventud tras recoger el premio a mejor presentador de informativos por Noticias 2, de Antena 3. "Hacía muchos años que no pisaba Pachá. Si yo hubiese estado aquí arriba en un momento como éste hace treinta años, hubiese ligado. Por aquel entonces yo estaba por ahí, en esa pista de ahí abajo, y no me comía un colín".

Ha pasado poco más de una hora. Jorge Fernández se despide de los presentes diciendo que su labor ha sido "chunga de narices". Y justo cuando suenan atronadores en la pista los acordes de Rehab,