"Soy una farsa, un impostor y un intruso"

Estimado periodista,

Soy un intruso. Hala, ya lo he dicho. Un intruso y un impostor. Sí. Empecé en la publicidad sin haber estudiado publicidad. Monté mi primera empresa sin tener experiencia alguna como empresario. Aterricé directamente en el prime time televisivo sin tener ni puñetera idea del medio. Me puse a juzgar cantantes sin saber cantar. Me colé en programas de talento sin tener ninguno reconocido. Y más tarde me puse a entrevistar sin ni siquiera tener la carrera de Periodismo.

Paparazzi, asexuales, ricos, ‘youtubers’ y maestros, ‘aceleradores’ de ‘Chester in love’

Muchos de tus colegas me han preguntado si lo mío era un papel. Bueno, pues ahí llevas la respuesta: es mucho más que un papel. Es una farsa. Soy una farsa. No soy quien digo ser, porque nunca lo he sido. Y lo que es peor, porque en realidad me gusta no serlo. Busco no serlo. Es más, lo necesito.

Con los años, ya me voy aceptando como no soy. Y es que he descubierto que ansío meterme en jardines donde no he sido invitado. Donde ya sé que no voy a ser bien recibido. Algunos lo llaman meterse en líos. Yo lo llamo estar vivo. Por eso me gusta tanto el conflicto. La incomodidad. La incorrección. Porque creo que las cosas de verdad, las que nos hacen avanzar, crecer, o las que merecen ser recordadas, pasan siempre fuera de lo previsto. No digo que lo planificado nunca sea verdad, sólo digo que suele estar demasiado adulterado de mentira. Cuando algo surge al margen de lo previsto, es cuando surge la autenticidad.

Cuando Pedro García Aguado se puso a llorar como un niño en su chester y reconoció que se jodió la vida en su mejor momento. Cuando María Belón me contó cómo suena un tsunami, que más que con palabras, me lo contó con su expresión. Cuando Sabina me confesó que ojalá el próximo disco suyo fuese tan bueno como el 19 días, y no como los que vinieron después. Cuando Zapatero escuchó "do you speak English?" y tuvo que improvisar, una vez más.

Son momentos de verdad. Son momentos que nos definen. Son momentos que ahora vamos a volver a buscar. Desde un sofá, sí, y ahora encima sin desplazamientos. Ojo que no digo "pero sin desplazamientos" -como alguno ha hecho-, sino "además sin desplazamientos". Porque los viajes más importantes que hemos vivido han sido aquellos que no dependían del lugar.

A ver, ¿recuerdas dónde fue la entrevista a Pedro García Aguado? Una pista: había una piscina detrás. ¿A que la recordabas? ¿Y la de Zapatero? La de María Belón fue en un famosísimo hotel, ¿recuerdas cuál? ¿Y la de Sabina?

En el nuevo Chester hemos prescindido de lo olvidable y le hemos dado más espacio a lo fundamental: una conversación sobre un sofá, un verdadero viaje que encima ahora se verá enriquecido por cuatro aportaciones que van a dar mucho juego.

Estoy entusiasmado. Es un nuevo envase más concentrado, más verdad. Mucho más directo, mucho más estimulante, y por qué no decirlo, mucho más Chester. Espero que todo esto no quede en palabras, sino que cuando veas el programa, compruebes que no sólo es una cartita de promo para amenizar un dossier de prensa. Espero que compruebes que todo esto que te digo... también es verdad.

Nada más, muchas gracias.

Risto Mejide.

[Cuatro estrena Chester in love