La televisión pública francesa ya no tiene anuncios en 'prime time'

Nicolas Sarkozy, presidente de Francia.mediaset.es

A partir del 5 de enero de 2009, las cadenas de France Télévision, la televisión pública francesa, dejarán de emitir publicidad en la franja horaria comprendida entre las 20.00 y las 06.00 horas, al aplicarse una resolución adoptada a mediados del pasado mes de diciembre por el ente audiovisual público.

La medida forma parte de la reforma del sector impulsada hace ahora un año por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y fue aprobada el pasado mes de diciembre en la Asamblea Nacional tras un largo y polémico debate.

El 7 de enero deberá someterse al visto bueno del Senado y la ley será luego objeto de un decreto que permitirá su aplicación.

Coincidiendo con el debate en la Cámara alta los sindicatos de la segunda cadena francesa han hecho un llamamiento a una huelga de 24 horas, preocupados por la financiación de las televisiones públicas a largo plazo y la "independencia poltica, editorial y estratégica" de France 2. El primer lunes de enero son los trabajadores de France 3 los que se movilizan.

La desaparición de la publicidad es un hecho insólito desde el 1 de octubre de 1968 , fecha en la que la Oficina de Radiodifusión-Televisión Francesa (ORTF) emitió su primer spot -uno de leche en polvo Regilait- marcando así el inicio de los anuncios en las pantallas del servicio público de televisión.

A finales de 2011, y si todo sigue su curso, los franceses no verán un solo anuncio en ninguna cadena pública durante todo el tiempo de emisión, según el espíritu de una reforma que Sarkozy calificó en su momento de "verdadera revolución cultural en el servicio público de televisión".

El pasado 17 de diciembre, después de 80 horas de debate, la Asamblea Nacional adoptó el proyecto de reforma de lo audiovisual público que, entre otras medidas, prevé la supresión parcial de la publicidad e instaura una tasa del 0,9% sobre la cifra de negocios de los proveedores de Internet para compensar las pérdidas derivadas de la ausencia de anunciantes.

Además, se crea otra del 3% sobre la cifra de negocios publicitaria de las cadenas privadas cuyos ingresos superen los 11 millones de euros. A cambio, las cadenas privadas tendrán derecho a un segundo corte publicitario cada 30 minutos en las emisiones de películas y series de ficción.

Por su parte, el Estado se compromete a destinar 3.000 millones de euros al sector audiovisual público en los próximos tres años, de los cuales 450 millones de euros servirán para compensar la supresión de la publicidad de aquí a 2011, tal y como prometió la ministra de Cultura y Comunicación, Christine Albanel.

A cambio, el Consejo de Ministros elegirá a los futuros presidentes del ente público y la opinión del Consejo Superior de lo Audiovisual, que era quien nombraba al presidente de France Télévisions, no tendrá a partir de ahora más que caracter consultivo.

Esta disposición es criticada por quienes ven el regreso de Francia a los tiempos de la ORTF.

El proyecto de ley crea también una única sociedad nacional de programas que, según los sindicatos de las cadenas públicas, supone una amenaza y augura la puesta en marcha de un plan social e incluso el desmantelamiento de France Télévisions.

Para inaugurar la nueva etapa sin anuncios, las cadenas públicas avanzan el horario de sus programas un cuarto de hora y las emisiones de prime time

Las privadas no alterarán de momento sus parrillas. Las dos grandes están a la expectativa y mientras TF1 no mueve su programación y comenzará a las 20.50, como siempre, la cadena M6 adelanta diez minutos sus También ha optado por no moverse Canal Plus. prime times

"La cuestión es saber si la gente va a modificar su modo de vida", dice Rodolphe Belmer, director general de la primera cadena de televisión de pago.

La supresión de la publicidad ha generado, y sigue haciéndolo, una viva polémica entre quienes se felicitan de que la televisión pública se haga con fondos públicos y la privada con dinero privado, mientras que los detractores de la reforma denuncian el regalo que se hace a las privadas, sobre todo a TF1, y temen por la financiación a largo plazo del sector público y por la independencia de France Télévisions.