"Se vende vesícula seminueva, exterior y muy luminosa, que ha dormido siempre en garaje"

Luis Piedrahita es especialmente apreciado por sus monólogos como 'El rey de las cosas pequeñas', con los que participa semanalmente en El hormiguero, de Cuatro, criticando el poco respeto que los humanos muestran hacia los objetos cotidianos. Esta semana subastará su vesícula en el programa de Pablo Motos por una buena causa: recaudar fondos a favor de la Fundación Síndrome de West.

¿Cómo surgió la idea?

Es un acto de terrorismo humorístico. Hace dos semanas me extirparon la vesícula, y cuando estaba tumbado en la camilla del quirófano, en ese momento en el que te sientes frágil y quebradizo, decidí que ya que yo iba a sufrir un rato, por lo menos que sirviese para que alguien lo pasase menos mal. Si tratar a un niño con West cuesta un riñón, yo empiezo aportando una vesícula.

¿Qué vinculación tienes con el síndrome de West?

Un amigo mío tiene un hijo con este problema, y por la cercanía me he dado cuenta de lo injusto que es que, porque una enfermedad la sufra uno de cada 5.000 niños, los laboratorios ni se esfuercen por investigarla para ponerle remedio. Este síndrome es una encefalopatía con síntomas parecidos a los de la epilepsia, que afecta a los bebés de cero a 12 meses.

Y, ¿cómo vas a promocionar esa parte de tí?

Me gustaría poner un anuncio que dijese "Se vende vesícula seminueva, exterior y muy luminosa. Ha dormido siempre en garaje". Además, "si aprovecha esta oferta exclusiva de televisión se llevará también los cálculos de la vesícula".

La gente que puje, ¿lo valorará?

Yo creo que deberían tener en cuenta las fortunas que se pagan por tener trozos de santos repartidos por el mundo, cuando están muertos, y que yo voy a repartirme en vida...

¿Cómo se puede participar?

La subasta empieza con un euro, y para participar, los espectadores tendrán que mandar un e-mail al programa (elhormiguero@cuatro.com) con su teléfono, DNI y la puja. El viernes, en el programa, se entregará la vesícula al ganador.

¿Dónde la guardas?

Está en un bote con formol. Fue todo un problema traérmela porque me operaron en A Coruña y la he trasladado en avión, y como llevaba más de 100 mililitros no me dejaban llevarla como equipaje de mano. Sin embargo, había un señor con una vejiga fuera que llevaba por lo menos un litro, y a él no le dijeron nada...

¿Y quién crees que la va a querer?

Pues no lo sé, pero es una vesícula preciosa, color esmeralda con vetas moradas, que todo el mundo debería desear tener. No creo que consiga demasiado dinero por ella, pero si alguien demuestra verdadero empeño por ganar la puja empezaré a preocuparme.

¿Cómo influye esto en tu reino de las cosas pequeñas

Es mi obligación como Rey del mismo ayudar al ser humano más pequeño y vulnerable que existe, que es el bebé.

¿Y cómo es la vida en ese reino?

Yo mismo soy una cosa pequeña. El reino de las cosas pequeñas es divertido y reflexivo. Es muy cercano para todo el mundo porque sus protagonistas son unos objetos que forman parte de la vida íntima de las personas. Por ejemplo, el cepillo cuando te lavas los dientes, o cuando te pones los calcetines, son cosas que hacemos en privado, o delante de muy poca gente.

Entonces, ¿el tamaño importa?

¡Claro que importa! Para hacer reír, cuanto más pequeño mejor. El humor tiene que ser cercano, no hay que pretender abarcar demasiado. Hay que contar situaciones de la vida cotidiana todo el mundo conozca, para que sepan de lo que hablas.