Entrevista a María Jesús Vega

Entrevista a María Jesús Vega
  • “Los que estamos en el “lado bueno” del mundo, sin bombas, con acceso a agua corriente, comida y un techo, no podemos olvidarnos de los refugiados"

Entrevistamos a María Jesús Vega, Responsable de Comunicación y portavoz de ACNUR en España.

Como responsable de comunicación de ACNUR, ¿Cuál es el objetivo de este viaje realizado a los campos de refugiados de Ruanda?

Nuestro objetivo principal es poder sensibilizar, movilizar y buscar apoyo de sociedad civil y entidades públicas o privadas para los refugiados congoleños que viven en los campos de Ruanda; una realidad que para muchos es completamente desconocida. La suerte que tenemos es poder contar con la colaboración de una plataforma como Mediaset y con un excelente Embajador de buena voluntad y comunicador, que es Jesús Vázquez, al que he tenido la suerte de acompañar en sus viajes desde hace 12 años, y con el que he crecido y aprendido muchísimo.

¿Cuál es el trabajo que realiza ACNUR en los campos de los refugiados de Ruanda?

Ayudamos al Gobierno de Ruanda a coordinar la respuesta a refugiados a través de nuestros equipos en 5 oficinas en el país y las organizaciones con presencia en los campos. En un primer momento, esto significa desde localizar en las fronteras a las personas refugiadas que han venido con lo puesto huyendo de violaciones de derechos humanos y trasladarlas a lugares seguros, a proporcionar cobijo, agua, asistencia médica y psicológica, educación, hasta apoyarlas en su integración o ayudar a reunificar a familias o a menores que han quedado separadas en la huida.

Más de la mitad de los refugiados son niños ¿Qué papel juega la educación en los campos de refugiados?

Para muchos de estos niños y niñas, poder ir a una escuela, es de las primeras sensaciones de normalidad que tienen después de haber salido de su país de la noche a la mañana y de haber sido testigos de atrocidades, destrucción y pérdidas de seres queridos. Los colegios, son espacios de protección para ellos vitales para su salud emocional y física, donde aprenden habilidades para su propia supervivencia, valores y derechos. En ACNUR consideramos la educación un elemento fundamental incluso en la respuesta a situaciones de emergencia, a pesar de que no contamos con los recursos suficientes para poder tener aulas, pupitres y todos los profesores que necesitaríamos. Los niños que tienen acceso a la educación, tienen menos probabilidades de convertirse en niños soldado, en casarse siendo menores y en contribuir con sus sociedades de acogida o en la reconstrucción de sus países cuando pueden volver.

Cómo se trabaja el empoderamiento femenino en un campo de refugiados?

Lo hacemos dando voz, información sobre derechos, espacio y protagonismo a las mujeres; facilitándoles el acceso a la escuela y a la vida en la medida de lo posible, para que puedan participar de todas las actividades que se organizan, planificación y evaluación de programas y decisiones importantes que hay que tomar en un campo de refugiados. Nuestros grupos de líderes deben estar formados al 50% por hombres y mujeres. Otro aspecto fundamental es impartir una educación igualitaria, y trabajar con la población masculina en cuestiones culturales y de género, que ayuden a favorecer la igualdad. Si empoderas a una mujer o a una niña, pero cuando retorna a su casa o a su comunidad, la rechazan por oponerse a mutilación genital, a matrimonios forzosos o tantas otras cosas, no avanzamos nada.

Actualmente Ruanda, mantiene una política de puertas abiertas para los refugiados, acogiendo en 5 campos a 150.000 congoleños y burundeses. ¿Se ha convertido Ruanda en ejemplo de solidaridad?

Definitivamente, nos da un ejemplo de generosidad clarísimo a todos; es un país que acepta sin restricciones en su territorio a personas que vienen huyendo de guerra y de la persecución. Les están ofreciendo lo que tienen y conviven en armonía con las comunidades locales, a las que procuramos siempre beneficiar también con los programas desde ACNUR. Esta solidaridad se hace más evidente aún, si tenemos en cuenta que es un país densamente poblado, con muchos problemas de tierras; para que nos hagamos a la idea, es un país más pequeño que Galicia y su población es seis veces mayor. A pesar del apoyo que debería recibir el país, muchos de nuestros programas, por ejemplo, no reciben ni el 25% de la financiación que necesitamos para cubrir las necesidades básicas de mujeres, hombres, niños y personas mayores.

Desde ACNUR, ¿Qué mensaje queréis transmitir al resto de sociedades del mundo?

Me gustaría que supieran que cualquiera de nosotros podría verse en situación de tener que buscar protección en otro país para salvar su vida y empezar de cero en otro lugar en el que no conoce la lengua, la cultura, sin amigos, sin familia y prácticamente sin apoyos. Los que estamos en el “lado bueno” del mundo, sin bombas, con acceso a agua corriente, comida y un techo, no podemos olvidarnos de los refugiados. Quisiera animar a quienes quieran y puedan a ayudarnos en esta tarea.